Romantizadas incontables veces en pantalla grande, las iniciaciones juveniles siempre deparan otra vuelta, un pliegue más en esa actualización constante del presente con la evolución del lenguaje audiovisual.
Es lo que ocurre en Bird de la británica Andrea Arnold (1961), que ya había transitado el género con destreza en las recordadas Fish Tank (2009) y American Honey (2016). La cámara sigue ahora de cerca a Bailey (Nykiya Adams), una preadolescente andrógina y mestiza que asiste a la asunción de su femineidad adulta en un suburbio de Londres caótico y hostil.
A la par que se desplaza por calles agitadas con frágil ánimo contemplativo, la protagonista discute con un padre joven (un histriónico Barry Keoghan) que está a punto de casarse con una chica que conoció hace meses, quiere salvar