La foto circuló en las redes sociales. Era una imagen imposible de sostener en la retina. Allí, en una cama ortopédica, se veía a un joven de rostro sereno, amputado desde la cintura y envuelto en un arnés de seguridad, como sostenido por la mera terquedad de estar vivo. La noticia central sacudió los titulares de los portales. Loren Schauers, un obrero estadounidense de veintinueve años, había sobrevivido a la mutilación completa de la mitad inferior de su cuerpo tras un accidente con un montacargas.

Una tragedia de acero y polvo

A finales de 2019, la rutina de Loren Schauers era la de cualquier joven estadounidense del interior: largas jornadas en las obras, pesadas botas de seguridad, almuerzos ligeros bajo el ruido de maquinaria y polvo. Había aceptado un empleo en una obra vial

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