El patio de mi casa José Antonio Méndez

Pepe Álvarez: el cura de mi familia

Razones médicas habrá, pero si digo lo que pienso, creo que el que en su momento fue el obispo más joven de España no podía haber muerto de otro modo que con el corazón roto, del desgaste.

La muerte no avisa y cada vez que aparece te amarga la fiesta. Pero hay veces que la parca dobla la esquina de forma tan imprevista y, en apariencia, tan injusta, que te deja especialmente dolorido, por no decir otra cosa. En estos casos, tener fe en Jesús Resucitado, confiar en la vida eterna que nos aguarda y en el abrazo del Dios Padre en quien uno deposita sus esperanzas, amaina la tormenta del horizonte... pero la pena, la pena honda y humana, no te la quita nadie.

Así es como escribo estas líneas, tras la muerte de mi

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