China, el mayor mercado de coches eléctricos y el país donde se compran más vehículos en general, está inmersa en una paradoja dramática: está fabricando más autos eléctricos de los que puede vender, lo que amenaza con una “sangría de fabricantes” .

El Estado chino ha orquestado durante años el asalto al mercado del coche eléctrico, controlando la cadena de suministro de semiconductores, tierras raras y baterías. Esta política decidida incluyó la provisión de suelo y mano de obra a precios reducidos a fabricantes extranjeros, a cambio de que se asociaran con empresas locales que, a su vez, recibieron subsidios y créditos blandos. Esta estrategia ha permitido que los productores locales ofrezcan un producto mejor a un precio más competitivo que sus rivales extranjeros. Además, una ola de

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