El vino en Querétaro nació contra todo pronóstico: suelos difíciles, lluvias intensas y climas extremos.
En Querétaro el vino no nació de un capricho romántico ni de un suelo dócil que lo pedía a gritos. Surgió de pura terquedad. Aquí, la vid crece a golpes de lluvia inoportuna, de suelos que parecen más un reto que un regalo, y de un clima que cambia constantemente.
Sin embargo, contra todos los pronósticos, las botellas queretanas se han convertido en un orgullo nacional: vinos con acidez adecuada, espumosos que brillan en la mesa y una personalidad que solo se forja cuando la adversidad es maestra de ceremonias.
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La vi