El silencio no es simplemente la ausencia de ruido; es una inmensidad donde el espíritu puede navegar hacia su propio interior. En un mundo saturado de ruido, vértigo, notificaciones, la ira y la superficialidad, el silencio se presenta como un acto de resistencia, una elección consciente de detenerse y escuchar. Este acto, en apariencia pasivo, es el punto de partida de un viaje de autodescubrimiento. Es en la quietud donde las voces externas se apagan, permitiendo que la voz interior emerja. San Agustín, en sus reflexiones sobre la fe, nos recordaba la importancia de la introspección: "No vayas fuera, vuelve a ti mismo. En el hombre interior habita la verdad." En el silencio, volvemos a casa de Dios.

Este viaje al interior es, a menudo, el camino hacia el sosiego, un puerto de paz que t

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