Venezuela enfrenta una crisis compleja con el decreto de “conmoción exterior” firmado por Nicolás Maduro , que amplía los poderes del Ejecutivo para controlar militarmente los servicios públicos, las industrias estratégicas y las fronteras, en medio de la presión internacional de la administración Trump .

Aunque se presenta como un instrumento para proteger la soberanía, el decreto consolida un patrón de gobernanza centralizada y militarizada en un país que ya opera bajo restricciones de facto a los derechos civiles, económicos y sociales. La medida refleja cómo la amenaza externa se utiliza como pretexto para reforzar el control político interno, más que para enfrentar peligros reales.

La crisis interna disfrazada de amenaza externa

Aunque Maduro presenta el decreto como una respu

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