La Plaza de Toros de Tamames se vistió de gala para acoger una de las novilladas más intensas de la temporada, resultando en un rotundo éxito ganadero y artístico. Con novillos de Miranda de Pericalvo –de presentación impecable y excelente juego– y un ejemplar de la divisa de Castillejo de Huebra, la tarde fue un caudal de bravura y clase.

Entre el triunfalismo de la tarde, es imperativo destacar la seria y valiosa actuación de Fernando Vanegas. El novillero venezolano, que hace carrera en ruedos peninsulares, se enfrentó a un novillo noble y fácil, pero que exigía la precisión y el tacto del matador.

Vanegas demostró el gran momento que atraviesa, administrando con temple y suavidad las embestidas de su oponente. Su labor fue dibujando con lentitud muletazos largos y de trazo sutil, lle

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