Viajar por el Viejo Continente es algo habitual para buena parte de los españoles. La creación del espacio Schengen en 1995, que eliminó las fronteras internas de la Unión Europea, abrió la puerta a conocer sus países sin las incomodidades de los controles de pasaportes y otros controles fronterizos. Tres décadas después, solo dos de los 27 estados miembros - Irlanda y parte de Chipre - los mantienen. En cambio, cuatro países extracomunitarios: Islandia , Liechtenstein, Noruega y Suiza forman parte de la zona de libre circulación.

La generación millenial apenas había nacido cuando siete años más tarde nacía el euro, una divisa que ponía las cosas todavía más fáciles a la hora de viajar. Desplazarse por países que lo habían adoptado como propio supuso un antes y un después a n

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