La ciudad, a pesar del bullicio del día a día, se mueve despacio. Tras plantar la semilla, la gestación de una línea de Metro o de un Guggenheim se prolonga durante años y genera el mismo tedio que el éxodo bíblico. Precisamente, Surbisa, el motor diésel de la regeneración urbanística de Bilbao, celebra cuarenta años, como la travesía del desierto liderada por Moisés, pero en este caso sembrando a su paso un vergel urbanístico que ha contribuido a florecer la ciudad. Casco Viejo, Bilbao La Vieja, Barrio Ferroviarios, Artatzu Bekoa, Otxarkoaga, Zorrotzaurre, Barrio de la Cruz, Grupo General Salazar, Olabeaga, Irala, Zapilanda, Uretamendi y Urribarri; la luz se ha extendido gradualmente hasta alumbrar casi una cuarta parte de los edificios de la capital vizcaina. El siguiente objetivo es lle
Cuarenta años lo es todo

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