La travesía hacia el descanso eterno en la cosmovisión mexica no se concebía como un tránsito solitario. A lo largo de los nueve niveles del Mictlán , el inframundo al que se dirigían las almas tras la muerte, diversos animales sagrados desempeñaban funciones esenciales, acompañando, guiando o vigilando a los difuntos en su arduo recorrido de cuatro años.

El Xoloitzcuintle , conocido también como Xolo , destaca como el guía espiritual más emblemático de este viaje. Según la tradición, solo quienes mostraron bondad hacia los perros durante su vida podían contar con la ayuda de un Xolo para cruzar el río Apanohuaya, el primer y más desafiante obstáculo del Mictlán.

Sin la asistencia de este perro de piel lampiña, el alma quedaba irremediablemente atrapada, lo que subraya la imp

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