La idea de que una empresa construya viviendas para atraer o retener mano de obra explotó en el siglo XIX , cuando el paternalismo industrial impulsó la creación de barrios enteros ligados a fábricas, minas o siderurgias. Todas seguían la misma lógica: garantizar alojamiento, servicios básicos e incluso un estilo de vida para una plantilla cautiva, a menudo en zonas donde no había infraestructura previa. Lo que cambia ahora es el contexto. Ya no se trata tanto de paternalismo empresarial o de proyectos “utópicos” de orden social.
Se trata de dar respuesta a la crisis inmobiliaria y demográfica.
Retener la mano de obra. Sí, en Europa, el problema de la vivienda se ha convertido en un obstáculo directo para la actividad económica. En Bretaña, la empresa FenêtréA decidió actuar por su