En un continente con pocas guerras y un escaso militarismo en su historia reciente, la Fuerza Armada Nacional de Bolivariana de Venezuela (FANB) se las ha arreglado para mostrarse en las últimas dos décadas como una potencia militar regional que parece salirse del personaje regional.

Gran parte de esa imagen se ha forjado a través de la adquisición sostenida de equipamiento ruso a partir del Gobierno de Hugo Chávez, él mismo un militar, pero incluso antes, cuando el país aún compraba armas a EE.UU., Venezuela ya aparecía como un inversor fuerte en material bélico.

Sistemas de armas como los cazas Su-30, los tanques T-72, los misiles antiaéreos S-300, Pechora y Buk, y los portátiles Igla-S, e incluso los fusiles de la familia Kalashnikov, todos frabricados en Rusia y diseñados en tiempos

See Full Page