Nuestros niños pasan horas enteras pegados a un teléfono, tablet o computadora, consumiendo contenidos que no siempre son aptos para ellos.
Las redes sociales no tienen censura y exponen a los más pequeños a un mundo de imágenes, retos y conductas que ponen en riesgo su seguridad, su inocencia y su salud.
El uso excesivo del celular no solo afecta la vista y el sueño, también debilita la concentración, genera ansiedad y resta tiempo de calidad a la familia.
Mientras más atrapados están en las pantallas, menos espacio queda para los deportes, las amistades cara a cara y la creatividad.
Desde La Verdad de Vargas hacemos un llamado a los padres, a que rescatemos los juegos tradicionales. Enseñemos a nuestros hijos a disfrutar del trompo, la pelota de goma, las metras, la perinola, papagay