En tu infancia ya te diste cuenta de algo muy importante: la necesidad de integrarte en tu entorno, asumir unos códigos de conducta e incluso imitar determinadas dinámicas facilitaba la aceptación y validación por parte de otros. La presión social es la que hizo desde bien temprano que siguieras ciertas narrativas que no siempre mediaron en tu bienestar.
Es cierto que, a veces, tu cultura, familia y grupo de amigos ejerció —y ejerce aún— sobre ti numerosos beneficios. Pero, en otras ocasiones, te sientes presionado/a y no sabes muy bien cómo responder. Te inquieta ser juzgado/a, recibir críticas o, lo peor de todo, que te rechacen. La exclusión social es algo que a nadie le agrada y que procuras prevenir, pero ¿a qué precio? Profundicemos un poco más.
«La desaparición del sentido de resp