Nacida en Rusia, criada en Buenos Aires, María Litschitz llegó a Cipolletti con 37 años, venida nada menos que de París. Corría el año ‘39 y según su memoria, “el pueblo era campo , terrenos baldíos, no había asfalto y corría agua junto a la calle por los canales que luego fueron cubiertos”, lo describió.

Era invierno y llovía el día en que ella completó en la estación local su viaje de 33 horas hasta este punto de la Patagonia . El contraste con las ciudades a las que ella se había acostumbrado era grande, pero su principal inquietud fue saber “¿dónde están las mujeres?” .

Recibida de partera en la capital federal , esta profesional necesitaba trabajar para vivir, algo que no había podido hacer en Francia por ser extranjera, según contó en la entrevista que “Río Negro” public

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