Por José Nieves

El fenómeno de las “granjas de teléfonos” desnuda una de las aristas más inquietantes de la era digital. Son espacios donde miles de dispositivos simulan ser personas reales para distorsionar estados de ánimo, manipular la opinión pública, crear hechos noticiosos falsos y fabricar tendencias . El poder ya no radica en la voz ciudadana sino en la capacidad de manejar los algoritmos.

Así, el “apoyo popular” puede reducirse a un espejismo creado a golpes de clics automatizados. Lo grave no es solo la mentira, sino la manera en que afecta nuestra percepción: cuando vemos miles comentarios positivos o persistente afirmación de una interpretación, tendemos a confiar, aunque no haya humanidad detrás . Estas granjas muestran cómo la tecnología se convierte en un instrum

See Full Page