Caminó alrededor de su objetivo, esperó el momento justo y, cuando se sintió seguro, desató el ataque. El delincuente roció toda una botella de combustible sobre un auto estacionado en la cuadra 21 de la avenida Canadá , en San Luis, frente a un negocio de planchado y pintura. En cuestión de segundos, las llamas envolvieron el vehículo y el fuego amenazaba con propagarse a todo el local.
El siniestro pudo terminar en una tragedia mucho mayor, pero la rápida reacción de los trabajadores de la Municipalidad de Lima evitó lo peor.
Ellos se encontraban regando los parques de la zona y, al ver la emergencia, usaron un camión cisterna para controlar el incendio. La tensión y el miedo se apoderaron de los vecinos que vieron cómo la amenaza de los extorsionadores se materializaba una vez más