Cuando escuchó el nombre y conoció su significado, sintió que era la señal que esperaba hace mucho. Nathan, "regalo de Dios" . Era 2020, plena pandemia, y Gabriela Abud recibió el llamado del Registro Único de Adopción de Entre Ríos para contarle que había un niño de un año y un mes que esperaba una familia . No le dijeron nada más. Era un viernes y la citaban para un martes. "Casi me desmayo porque hacía ocho años que esperaba ese día" , recuerda. En la reunión, le explicaron que Nathan había pasado mucho tiempo en neonatología –nació prematuro, con 28 semanas–, que tenía una lesión cerebral grado IV y que ya le habían hecho dos cirugías: una por desprendimiento de retina y otra de hernia inguinal. "Pensalo" , finalizaron.

No sabe cómo explicar lo que sintió –además de mied

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