Cuando entendió que todo estaba perdido, que el sueño libertador de Juan Lavalle entrando triunfal a la ciudad de Buenos Aires sería imposible y que, por el contrario, terminaría en una huida desesperada hacia el norte, Marco Manuel Avellaneda , una joven luminaria de 28 años, dispuso que su familia se fuera a Bolivia, que él los seguiría, porque los federales avanzaban, y lo hacían con sed de venganza.
Los unitarios ya habían sido derrotados en Quebracho Herrado en noviembre de 1840 y, perseguidos por las fuerzas de Manuel Oribe , solo les quedó dirigirse al norte para engrosar sus debilitadas filas con los hombres de la Coalición del Norte, una alianza antirrosista conformada por las provincias de esa región.
La victoria de las fuerzas federales en Famaillá el 19 de septiembre de