Tres días de paro en Tehuacán, bloqueos en la Cuacnopalan–Oaxaca y colonias enteras sin una gota de agua: no se trata de una protesta legítima, es la captura del abasto por un negocio opaco. A los piperos que hoy presionan no les asiste la razón: han operado como mafia, con sobornos a operadores de válvulas para “cerrar” la red de abastecimiento y forzar compras, pagos a vigilantes de edificios y escuelas con el mismo propósito. Además, carecen sistemas de medición confiables que garanticen la entrega neta de los litros cobrados. Peor aún: hay reportes de extracción en cuerpos contaminados –como Valsequillo– para vender el líquido, así, sin escrúpulos.

La narrativa de los distribuidores de agua en pipa de “solo queremos trabajar seguros y legalmente” cae por su propio peso cuando muchos d

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