En medio del ‘Eras tour’, en 2024, Taylor Swift se las apañó para escaparse unos días a Estocolmo y grabar un álbum con los ‘hit makers’ Max Martin y Shellback. Asombrosa productividad, la de esta creadora pop que ya había entregado cuatro álbumes en cuatro años, coronados por ya algo abusivo ‘The tortured poets department’, con 31 canciones en su versión extendida. Ahora, ‘The life of a showgirl’ resulta más manejable : 12 temas, su segundo disco más corto (41 minutos). La ambición se presenta en otros flancos, y no siempre va a juego con el resultado.

Se suponía que ‘The life of a showgirl’ era un álbum de pop extrovertido, en línea con esa vedete o ‘entertainer’ de revista a la que aluden el título y la portada, y con las credencias de sus productores y compositores: con ambos firm

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