En el día a día de los venezolanos, el verdadero enemigo está en los bolsillos: la devaluación del bolívar y una inflación que, según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional, será la más alta del planeta en 2025.
La moneda venezolana perdió más del 70% de su valor frente al dólar en apenas un año. Esta caída ha dejado en evidencia la fragilidad de una economía dolarizada, donde los precios se fijan en divisas, aunque los ingresos de gran parte de la población se mantengan en bolívares.
En la práctica, el país se mueve entre dos realidades cambiarias: un dólar oficial y un paralelo que marca la pauta real de casi todas las transacciones. Al desconocer ese mercado negro, millones de familias quedan entregadas a que allí se defina cuánto vale su salario.
El impacto humano de est