Urge decirlo en estos tiempos aciagos: hay historias que no admiten matices . El sórdido vínculo que han mantenido los autodenominados blancos con los afrodescendientes (descendientes, a su vez, de esclavos comercializados y explotados por aquellos blancos) en Estados Unidos es una de esas. Tal vez por eso, la artista Kara Walker la aborda así, en blanco y negro, recortando nítidamente las siluetas gráciles y sufridas de sus ancestros contra el blanco impoluto de los museos y galerías.

Kara Walker nació en California a fines de la década del 60, en plena ebullición de movimientos como Black Power , pocos años después del asesinato de Malcom X y Martin Luther King . De adolescente se trasladó con su familia a Georgia, en el sur de los Estados Unidos. En los 90 se formó como art

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