Londres Once años después de que la Iglesia de Inglaterra autorizara la ordenación de mujeres obispos, por primera vez una de ellas será la cabeza. Sarah Mullally, de 63 años, hasta ahora responsable de la archidiócesis de Londres, ha sido designada este viernes arzobispo de Canterbury. A partir de enero, cuando tome posesión del cargo, asumirá la máxima autoridad pastoral de la confesión. En sus primeras declaraciones tras ser nombrada, el arzobispo aseguró que afronta el nuevo ministerio "con espíritu de servicio a Dios ya los demás", un compromiso que, recordó, le acompaña desde que abrazó la fe de adolescente. "Sé que es una responsabilidad enorme, pero le aun con paz y confianza que Dios me sostendrá, como siempre ha hecho", ha añadido.

Su nombramiento llega después de la tercera y

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