En un año marcado por tensiones globales y políticas comerciales adversas desde Estados Unidos, la economía mexicana ha demostrado resiliencia. El crecimiento es débil, pero se ha evitado la recesión; la inversión extranjera y las exportaciones sostienen el dinamismo. El reto ahora es transformar esa resistencia en crecimiento sostenido, con un impacto clave en regiones estratégicas como Baja California.

El PIB creció 0.4% en la primera mitad del año y los analistas prevén un cierre de 2025 cercano a 1%. No es un resultado brillante, pero en un entorno adverso equivale a resistencia. Uno de los pilares de esta resiliencia ha sido la inversión extranjera directa (IED), que alcanzó 34,265 mdd en el segundo trimestre, 10.2% más que en 2024.

El peso se ha apreciado 11.5% frente al dólar en l

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