Bienvenidos cuantos se suman a las colectividades que logran resultados. El trabajo pendiente es ímprobo. Aquí mismo imperan flagrantes injusticias. El héroe, como punta de lanza, es el blanco de todos los dardos; juntos es más fácil tener éxito

Tras 62.000 muertos, 168.000 heridos, 14.400 desaparecidos y 1.900.000 desplazados, millones de personas en varios países se levantan contra el genocidio que el gobierno de Netanyahu y sus cómplices internacionales perpetran con los palestinos. Muchos jóvenes, entre esos millones que claman en las calles. Por fin. Un proverbio israelí, precisamente, adapta la gota que colma el vaso a un más descriptivo “nunca sabes cuál será la paja que rompa la espalda del camello”. Porque en esta versión, se evidencia el daño. La nueva flotilla de la libertad ha logrado su objetivo a pesar de haber sido detenida -ilegalmente- en aguas internacionales por Israel, cuando se dirigía a la costa gazatí (que no es israelí). Ha roto la aceptación de esta masacre. Y la marea no va a parar.

La experiencia demuestra que no hay otra forma de afrontar los grandes retos que la respuesta colectiva. No hay otra. Ni una persona ni un gobierno puede hacerlo solo. Paradójicamente, las parcas medidas que dictaba el español Pedro Sánchez le han convertido en un apestado para el sionismo asesino y sus cómplices. Aunque siempre encuentran forma de culpabilizar, es mucho más difícil arremeter contra miles de personas, millones en realidad. Cansadas de tanta sangre, tanto dolor, de esas madres rotas con los cadáveres de sus hijos en brazos, de esos niños con el rostro del miedo y la desolación.

También son jóvenes los marroquíes que se han levantado, sin miedo, aun con la violenta represión gubernamental, para pedir sanidad, educación y futuro. La muerte de ocho mujeres embarazadas por desatención médica fue el detonante. Sus padres todavía viven bajo el peso del temor. Y no hay mejor consejo que dar a un futuro ciudadano adulto que la coherencia y la valentía.

Los jóvenes de Marruecos se han movilizado a través de las redes de videojuegos, nos cuentan. En muchos otros países desprecian los medios tradicionales de información para caer en otros con distinta variante de malignidad: en tik toks y las redes en general. Buscan información propia, por lo menos, es un buen principio para encontrar la necesaria dado que existe pero no toda ofrece garantías de rigor. Una pieza muy interesante del Telediario de Tve este jueves apuntaba el interés que sí tienen a esas edades por la información internacional y que está prescrita en los planes de estudios… pero rara vez se da. Desde la asociación de directores de institutos públicos argumentan que hay sensibilidades que pueden ofenderse entre los progenitores. Impactante. España siempre igual.

Sean bienvenidos a la lucha contra la injusticia cuantos -de todas las edades- se apunten a sumarse a las colectividades que logran resultados. Porque el trabajo pendiente es ímprobo. Aquí mismo, imperan flagrantes injusticias. El héroe, como punta de lanza en solitario, es el blanco de todos los dardos; juntos es más fácil tener éxito y menos represalias. Hasta ahora emocionaba ver a esos héroes aislados que se llevan todos los golpes y que solo parecen triunfar en las películas. La lista de gobernantes españoles y sus familias, además, en esta situación, empieza a ser larga y más que insoportable, por injusta. Pero ocurre que, tanto en la ficción como en la vida real, han cobrado un gran valor los villanos, hacedores del mal con todo su egoísmo por expandir desde sus propias entrañas.

Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, es la villana por excelencia. Tanto, que se atreve a burlarse de la flotilla de la libertad en términos casi soeces, teniendo a miles de personas en la calle protestando por su detención y por el genocidio que Ayuso niega. Ella sabrá. Tampoco es la primera vez de su desprecio a ciertas víctimas. Lo que está claro es que le sale de dentro. Diga lo que diga la ley -que no dice- es un hecho que Madrid aplicó un protocolo en pandemia que dejó morir sin asistencia médica a miles de ancianos. Ayuso tomaba decisiones desde uno de esos dobles áticos que adora y que dijo alquilar para la ocasión. Y a continuación los votantes le dieron mayoría absoluta para que siguiera operando como lo hace. Los villanos no son nada sin cómplices.

La ley del embudo

Tuvo Ayuso maestros excelentes en Esperanza Aguirre y José María Aznar. De hecho, emula a la condesa consorte de Bornos en muchos puntos, y sobre todo en subvencionar como nadie -con nuestro dinero- a los medios que quiere a su servicio. En los trapicheos varios -que van desde vender cuadros de Goya a los nuevos áticos de la presidenta vigente-. Y, sin duda, en lograr ese trato tan comprensivo de la justicia que libró a la reina de la charca de las corrupciones de toda responsabilidad en el latrocinio por el que fueron condenados muchos de sus colaboradores. Ella, pobre mujer indefensa, no se enteraba. Hasta de su humillante trato a la policía municipal por una infracción de tráfico fue exonerada.

Quienes tenemos memoria -y archivo- recordamos también la trayectoria de ese otro villano de película que opera en la vida real incitando el golpismo contra el gobierno de Sánchez. Eso es ahora. El historial impune de Aznar incluye desde las mentiras del 11M al despiadado trato que deparó a los militares muertos del Yak42. Hemos hablado mucho de esto y de más, pero bastante menos de otros modus operandi que conviene ahora resaltar cuando un juez del Supremo husmea hasta en los mails sin lucro de la mujer del presidente del Gobierno. Esa persecución que tiene en permanente insulto a la villanía completa del PP, apostados en atriles y soltando barbaridades cada hora de mayor grosor. O declaraciones tan definitorias como la que soltó Feijóo: “Europa ha despertado. Ha salido de la cárcel ideológica de una izquierda que le vendía que era bueno empobrecerse y que era buena la democracia más que la prosperidad”.

Verán. En 2014 ya, elDiario.es publicó esta exclusiva de Andrés Gil y el propio Ignacio Escolar. Aznar utilizó recursos públicos para sus negocios privados en la Libia de Gadafi. Aclaraba en este otro artículo Ignacio Escolar que lo ocurrido “no implica ninguna ilegalidad; no le hemos acusado de ningún delito. Pero sí es una tremenda inmoralidad. La de un hipócrita, patriota del dinero como único ideal. La de un cínico, que usó recursos públicos –su oficina de expresidente y a un funcionario que pagamos entre todos– para sus negocios personales, y que encima da lecciones de rectitud y ejemplaridad a los demás. La de un impresentable, que reparte diplomas de demócrata –y que nos embarcó en una guerra ilegal en Irak– mientras trata de ”amigo“ a un dictador que financió durante décadas el terrorismo internacional”. Un incipiente Pablo Casado andaba en la operación, añado. Y en tantos años no ha habido ni un Peinado, ni un Hurtado, a quien les haya molestado.

Es flagrante asistir a esa cacería contra Begoña Gómez, Pedro Sánchez y hasta el fiscal general del Estado en la que participan entusiasta la plana mayor del PP y hasta espontáneos del partido con ganas de medrar (además de sus medios serviles y de periodistas que avergüenzan a la profesión), porque no parece que haya delito alguno. En el caso de haberlo, no puede compararse ni en lo más remoto con todo lo perpetrado por esa banda que responde a las siglas de PP.

En el historial tenemos los botes de Colacao llenos de dinero a ocultar que encontraron en el jardín de Jaume Matas en Mallorca. Condenado a 6 años de cárcel en primera instancia, el Tribunal Supremo lo absolvió de los delitos de fraude a la Administración, continuado de falsedad en documento oficial, continuado de falsedad en documento mercantil, y de prevaricación con un delito continuado de malversación. Le dejó solo la condena por un delito de tráfico de influencias: una multa de 6.000 euros y nueve meses y un día de prisión, que le libró de la cárcel. Le salió francamente ventajosa la operación. Consideró el Supremo que en los delitos probados a una estructura piramidal del gobierno balear el que menos culpa tenía era el presidente. Sigamos por los sobres del altillo de Granados ´-vicepresidente de Aguirre- con un millón de euros. Cacerías con juego, alcohol y prostitución (mira por dónde). Muchos de estos saraos se hacían en Toledo. Ese lugar donde reinaba Cospedal, casualmente, otra que también ha transitado sin cargos por los senderos de una justicia que parecía tuerta.