Treinta años después de la reactivación del arma de Aviación del Ejército Nacional, solo una mujer hace parte de la tripulación de aviones: la cabo primero Alexandra Recalde Herrera, quien actualmente cumple funciones a bordo de una aeronave Grand Caravan.
Egresada del segundo curso de mujeres de Arma de la Escuela de Suboficiales Sargento Inocencio Chincá, Recalde combina su rol como tripulante con la formación de técnico en mantenimiento aeronáutico, una dualidad que la convierte en pionera dentro de la Fuerza.
La vocación militar le viene de familia : su padre es sargento mayor en retiro y su hermano capitán de Fuerzas Especiales.
“La disciplina, el entrenamiento y el sacrificio que vi en ellos fueron mi mayor inspiración para incorporarme al Ejército”, asegura.
Aunque inició en