No es el mundo ideal el que refleja el fútbol, sino que simula y exagera el real, al que tampoco le sobra honestidad
Polémicas, conflictos, declaraciones inoportunas, continua exhibición de disvalores. Es que el fútbol no premia al más honesto sino al más efectivo. Imposible, entonces, entenderlo como una brújula moral. Para acotar el territorio decimos que “lo que ocurre en el campo se queda en el campo”, frase que pretende investir al fútbol de cierta decencia. Pero es un guiño cuasi mafioso: ¿por qué el campo debe permitir lo que la sociedad no?
Estamos dispuestos a torcer el vocabulario para no estropear la apariencia de nobleza. La malicia se convierte en viveza, la astucia suplanta a la inteligencia y las pequeñas trampas no son más que una de esas “cosas del fútbol” que hemos norm