Argentina vuelve a mostrar su talento para cambiar de clima en cuestión de días. Hubo un instante en que pareció que el tablero se reordenaba: apoyo excepcional de Washington en el horizonte, retenciones cero que adelantaron liquidaciones del agro, suba de bonos y acciones, riesgo país en retroceso y un Tesoro que, por fin, compraba dólares. Pero ese envión se agotó demasiado temprano. Hoy el GPS del corto plazo vuelve a marcar turbulencia: el dólar recuperó protagonismo, la brecha se abrió otra vez y la demanda de cobertura en futuros regresó con fuerza. No faltan fotos ni tuits; falta consistencia.

De aquí a las elecciones, la navegación exige un GPS con tres coordenadas. La primera es obvia y, sin embargo, decisiva: el apoyo de Estados Unidos debe transformarse en un contrato verificab

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