No son pocos los que consideran a la tradición narrativa norteamericana como la que marcó la pauta en influencia durante el siglo XX, cuyos ecos aún pueden sentirse en lo que va del presente siglo. Esta consideración podría resultar enojosa para algunos, puesto que también contamos con otras tradiciones narrativas que también han marcado un sendero estilístico y temático del que siguen nutriéndose, a la fecha, cientos de escritores y lectores. Pero en lo que se diferencia la narrativa norteamericana es que no solo depende de sus grandes nombres para imponerse como la capitana en cuento y novela. Las explicaciones a esta realidad podrían ser variadas, partiendo de la geografía (en este aspecto podríamos hermanarla con la narrativa rusa, que se nutre del concepto del poder y magnitud de la t
Una escritora excepcional: Willa Cather

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