Dos soldados desertores ucranianos deambulan por las calles de Barcelona

Barcelona Una obra de arte que nunca llegará a materializarse para denunciar las perversiones de los mercados globales de compraventa de emisiones de CO₂. Ésta es la premisa que ha llevado este sábado al artista Josep Piñol a firmar ante notario la renuncia formal a construir nunca su obra escultórica, que estaba diseñada para instalarse en Belém, la región de la Amazonia brasileña donde este noviembre se celebra la cumbre climática de la ONU COP30. De haberse llevado a cabo, esta obra habría emitido 57.765 toneladas de CO₂ que se han convertido ahora en créditos de carbono por valor de 1,6 millones de euros.

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