En el corazón del santuario Nikkō Tōshōgū , una talla de tres monos sabios se consolidó como el emblema más reconocido del recinto y un símbolo universal de la cultura japonesa. Esta obra, que representa la máxima “ no ver el mal, no oír el mal, no decir el mal” , adorna uno de los lugares más sagrados de Japón y dio origen a un proverbio japonés cuya influencia trasciende las fronteras del país, según la Organización Nacional de Turismo de Japón lustran el ciclo de la vida humana y constituyó una de las principales atracciones para quienes visitan este sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO .
El santuario Nikkō Tōshōgū, en la prefectura de Tochigi, resguarda los restos de Tokugawa Ieyasu, fundador del shogunato de Edo y figura central de la historia japone