Trump vuelve a insistir en que merece el Nobel de la Paz: lo dijo ante la ONU, lo repitió junto a Netanyahu al presentar su plan para Gaza, y lo reafirmó ante 800 altos mandos militares en Virginia, donde aseguró haber detenido ocho guerras en ocho meses.

Pero mientras se postula como pacificador global, describe Estados Unidos como un país en guerra interna: habló de “una guerra desde dentro” en varias ciudades, como Portland, donde ha desplegado a 200 soldados tras unas protestas contra un centro de inmigración que se saldaron con dos detenidos. Trump llegó a comparar esas imágenes con escenas de la Segunda Guerra Mundial, salvo que fueran falsas, y propuso usar esas ciudades como campos de entrenamiento militar.

En ese mismo acto, su secretario de Defensa, rebautizado como "de Guerra"

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