Esta semana, el gobierno del presidente Gustavo Petro decidió tomar la delantera y anunció la cancelación de la Línea de Crédito Flexible (LCF) con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Esta decisión se produjo justo después de que el FMI publicó sus conclusiones sobre la consulta del artículo IV con Colombia, en las que advirtió sobre el “considerable debilitamiento” de la política y el marco fiscal del país.

Analistas coinciden en que esta acción de las autoridades colombianas fue una movida estratégica para evitar que la línea, considerada un “colchón” de emergencia, fuera retirada o reducida por el FMI.

Esta línea de crédito le permitía a Colombia tener acceso a 8.100 millones de dólares. Sin embargo, los desembolsos fueron suspendidos desde el pasado 26 de abril mientras se adela

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