Ana todavía habla con la voz quebrada cuando recuerda cómo descubrió que su hija, una niña de solo doce años, estaba siendo víctima de ciberacoso. "Nos enteramos por un familiar, meses después. Una foto íntima suya estaba circulando por WhatsApp. La obligaron a mandarla", explica. No fue un error inocente , ni un juego. Fue una coacción.

Lo que siguió fue un infierno: burlas, acoso, ataques contra su físico y su personalidad. Su hija, a quien llamaremos Martina, comenzó a autolesionarse. " Me desesperé. No sabía qué hacer. Me hacían stickers con la foto, me insultaban… Me sentía culpable , pero fui obligada", dice con una madurez que no debería cargar una niña de su edad.

No es un caso aislado. Tres de cada cuatro menores sufren algún tipo de violencia sexual en Internet, según un

See Full Page