La historia de Sandra, docente de Ciencias Biológicas y una de las seis finalistas de la quinta edición del premio Docentes que Inspiran , la iniciativa de Clarín y Zurich que reconoce a maestros de todo el país que logran transformar la vida de sus alumnos, demuestra que, en contextos adversos, enseñar se vuelve un acto de creación constante. En sus aulas rurales conviven estudiantes de comunidades originarias, adolescentes con Certificado Único de Discapacidad (CUD) y jóvenes que recorren kilómetros cada día para poder llegar a clases. Lo que para muchos serían obstáculos, para ella se han convertido en motor pedagógico: desde cuadernos reciclados hasta grabaciones en celulares viejos que permiten que quienes no pueden leer fluidamente o no tienen internet accedan al conocimiento.
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