¿Alguna vez ha cartografiado mentalmente las calles que hay entre su hogar y su trabajo, haciendo énfasis en estos dos lugares sin visualizar todo lo que existe en medio? ¿O entre su piso y su cafetería favorita?
Parece que, en nuestra cabeza, entre las localizaciones que nos interesan no existe la distancia… o al menos no tanta como realmente hay.
Las personas tendemos a representar el espacio de forma topológica, es decir, buscando cómo se organizan y se relacionan los lugares que conocemos y habitamos. Llamamos mapas mentales (o mapas psicogeográficos) a esas representaciones gráficas subjetivas del espacio vivido, que permiten una interpretación libre del paisaje en relación con las emociones.
Cómo nos vemos en el espacio
Estos mapas son resultado de nuestra percepción subjetiva de