El descubrimiento ocurrió en la finca Villa María, en el sector conocido como La Arenera, cuando un habitante de la zona se percató de la presencia de un cadáver sumergido en un pozo donde se extrae arena. De inmediato dio aviso a las autoridades.
Al llegar al sitio, uniformados confirmaron que se trataba de un cuerpo humano en estado avanzado de descomposición, con más del 50 % de la estructura reducida a huesos. Todo indica que sería un hombre, aunque su identidad aún no ha podido ser establecida, pues ningún vecino manifestó reconocerlo.
Agentes de la Sijín realizaron la inspección técnica y el levantamiento, trasladando los restos a las instalaciones de Medicina Legal. Allí los especialistas intentarán determinar tanto las causas de la muerte como la plena identidad de la víctima.