El festejo, soporífero, transcurrió entre silencios ante la mal presentada, mansa, blanda y muy descastada corrida de Domingo Hernández
La comparación con lo más cercano es inevitable. Después de la buena presencia, la seriedad y los astifinos pitones de los toros de Victoriano del Río, estos de hoy sábado parecían novilletes de saldo. Si los de ayer produjeron admiración desde su salida al ruedo, los de Domingo Hernández venían acompañados de lástima y desesperación. Más información Emocionantísima Puerta Grande de Emilio de Justo
No era esta una corrida para la Feria de Otoño de Madrid . Toros, los seis, mal presentados, comodísimos de cara y, encima, mansos, siempre con la cara por las nubes en los caballos, con las fuerzas muy justas, nobles, eso sí, pero desbordantes de sosería