Salieron sin mirar atrás, en medio de la lluvia que caía sin pausa sobre su comunidad en Badiraguato.
Caminaron bajo el agua, por más de una hora, cuidándose de los drones que ahora sobrevuelan la sierra, hasta que las camionetas con gente desconocida los recogieron.
Hoy, son desplazados de El Chorro, La Palma y La Tuna, el pueblo que vio nacer a Joaquín “El Chapo” Guzmán, comunidades donde desde hace semanas se libra una guerra interna entre grupos del Cártel de Sinaloa.
“[Salimos] por la violencia. Estábamos entre la guerra ahí”, cuenta María [nombre ficticio], habitante de El Chorro, mientras sostiene la bolsa de despensa que la Secretaría de Bienestar y Desarrollo Sustentable le entregó en Culiacán, donde ahora buscan refugio.
“Nada más escuchábamos. No vimos, escuchamos los dispar