Vuelan los abrazos y las lágrimas en el lobby de este hotel de Reykjavik. Parado junto a la puerta, el rubicundo chofer de ojos azules que nos llevará al aeropuerto a Fabi, a Clara y a mí mira sorprendido, sin entender. “¿Por qué se abrazan tanto?”, pregunta con una incredulidad indisimulable, para rematar con un “eso no es muy islandés”. “Somos argentinos -se dispara la respuesta-, y hasta hace diez días casi no nos conocíamos”. Es verdad. Llega a su fin el maravilloso Viaje literario que emprendimos de la mano de Santiago y Cata, líderes insuperables, y la despedida tiene un regusto amargo.
Fede y Ana Lía partieron muy temprano. Jorge y Martín -los hermanos sean unidos- y María lo harán a la tarde; María Inés y Ernesto toman su vuelo a la noche. Además de Santiago y Cata, Susana, Moni,