Las fotografías de Jane Goodall sonriente, cercana, tocando y abrazando a los chimpancés de la selva africana cuestionaron la creencia de que los humanos somos los únicos seres capaces de crear lazos sociales y de expresar emociones. Era una idea predominante en los años sesenta, cuando ella emprendió sus revolucionarios estudios sobre el comportamiento de chimpancés en libertad.

Fue criticada por dar nombres a los primates en sus investigaciones. “Deberían ser números”, le decían sus profesores, quienes le afirmaban que los únicos capaces de tener mente y personalidad eran los humanos. “Para ser buena científica tienes que ser objetiva”, “nada de empatía con los animales”.

No les hizo caso. Optó por dejarse llevar por las enseñanzas de “un excelente profesor” que le demostró que lo

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