Durante la madrugada del jueves, grupos armados perpetraron una serie de ataques coordinados contra la infraestructura de videovigilancia en la ciudad de Ojinaga, donde más de 30 cámaras del sistema Centinela fueron destruidas o inutilizadas, sin que las autoridades hayan intervenido ni reportado una sola detención hasta el momento.

Este hecho deja en evidencia la vulnerabilidad e ineficacia del sistema que ha sido presentado como una herramienta clave en el combate a la delincuencia y la prevención del crimen.

No se trató de un incidente menor, sino de una acción directa y simultánea en distintos puntos de la ciudad, lo que revela el nivel de organización y capacidad de los grupos delictivos que operan en la zona.

La ausencia de resultados inmediatos y la falta de respuesta contundente

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