Es en su autenticidad donde radica buena parte de su atractivo. A la emblemática actriz británica Kate Winslet, que este domingo alcanza el umbral de los 50, hace años que dejaron de preocuparle los estragos físicos que el paso del tiempo imprime inevitablemente en cualquier persona.
Consagrada hace 27 años como icono mundial del cine tras el éxito de Titanic , la intérprete descubrió demasiado pronto que la fama podía ser tan halagüeña como despiadada. Precisamente, a raíz de aquella atroz experiencia, la artista se consolidó como una de las voces más firmes frente a la tiranía estética que durante décadas dominó en Hollywood.
Tras aquella superproducción junto a Leonardo DiCaprio, Winslet experimentó el lado más cruel de la popularidad por un asunto que poco tenía que ver con su tale