Alejandra Martí recibe a Culto en una nueva oficina, cuya vista da hacia los pasillos públicos del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM). El día soleado atrae a los visitantes como un imán.

“Nuestra vocación pública es estar abiertos. Esto no lo teníamos en las casas de ópera, para mí ha sido nuevo, porque son edificios cerrados. Para mí ha sido ‘guau’”, dice, recordando su experiencia en recintos cerrados, como el Gran Teatro del Liceo en Barcelona, el Teatro Municipal de Santiago u Ópera Latinoamérica (OLA) de la Red de Teatros de Iberoamérica, donde trabajó ocho años.

La licenciada en Humanidades y Master of Business Administration (MBA) llegó al GAM en un momento clave, en que la institución cumple su quincena. Eso sí, la búsqueda de dirección ejecutiva no fue fácil. La oferta de tr

See Full Page