El reconocimiento internacional de Capula como epicentro de la creación de la catrina de barro ha convertido a este pequeño pueblo michoacano en un referente del arte popular mexicano. A tan solo 20 minutos de Morelia , la localidad se distingue por la vitalidad de sus calles, donde la tradición alfarera se manifiesta en cada rincón y las figuras de catrinas, elaboradas con técnicas ancestrales, se han transformado en símbolo de identidad y orgullo local.
La historia de la alfarería en Capula se remonta al siglo XVI, cuando Vasco de Quiroga , obispo de la región, introdujo métodos de trabajo en barro que fusionaron el saber indígena con influencias españolas. Este proceso dio origen a una tradición que, con el paso de los siglos, evolucionó hacia especialidades como el barro punte