A partir de la década de los 80, recordada frecuentemente con nostalgia, poco a poco algo que ya existía de manera imperceptible comenzó a mostrarse: la tecnología digital. Para los 90 aparecen las computadoras domésticas y el acceso masivo a la Internet. Ahora no solo podríamos utilizar las máquinas como lo habíamos hecho siempre, podríamos además mejorarlas, alimentarlas, dotarlas de contenido propio. Con la radio y con la televisión hasta entonces teníamos una relación unilateral. Éramos pasivos ante la programación impuesta. Con la llegada de la Internet amanecía una nueva afinidad con las pantallas. El espectador dejaba su condición de tal para convertirse en un cibernauta, es decir, pasaba a ser un actor fundamental: no solo recepcionaba datos sino que también los fabricaba, los comp
La condición humana ante la técnica

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