**El crimen organizado se infiltra en redes sociales**

El crimen organizado ha encontrado en las redes sociales y plataformas digitales nuevos métodos para lavar dinero. Cuantiosas donaciones anónimas, influencers que rápidamente acumulan miles de seguidores con escasas interacciones y rifas virtuales que prometen vehículos de lujo son algunas de las estrategias utilizadas. Aunque no existen cifras precisas sobre el volumen de recursos ilícitos en este circuito, la conexión entre creadores de contenido y grupos criminales parece fortalecerse.

Recientemente, el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha comenzado a investigar a los llamados “narcoinfluencers”. Este fenómeno no es aislado. En Culiacán, Sinaloa, se distribuyeron volantes que acusaban a 25 personas, incluidos cantantes e influencers, de colaborar con “Los Chapitos”. Hasta la fecha, seis de estas personas han sido asesinadas.

Yuriria Rodríguez, Doctora en Ciencias Penales, explica que el lavado de activos ha evolucionado, pasando de financiar proyectos artísticos a involucrar a influencers. Un caso notable es el de Ricardo Hernández Medrano, alias “El Makabelico”, cuyo canal de YouTube fue cerrado tras ser acusado de compartir el 50% de sus regalías con el Cártel del Noreste.

Rodrigo Álvarez, Director de Inteligencia Estratégica en Ciberterrorismo, señala que los grupos criminales encuentran más fácil mover recursos a través de influencers debido a la opacidad de sus esquemas financieros. Una fuente cercana al ámbito digital menciona que algunos influencers son contratados para eventos y reciben pagos en efectivo, inflando facturas para devolver parte del dinero al crimen organizado.

Isaac López, fundador de Layer 2, destaca que el blanqueo de dinero no se limita a efectivo, sino que también incluye bienes como inmuebles, autos de lujo y criptomonedas. Los criminales aprovechan la dificultad de asignar valor a servicios creativos, lo que permite pagos arbitrarios.

Michel Levien, director del buró anticorrupción Streiner, explica que los influencers crean marcas o agencias para justificar transacciones. Los pagos se formalizan con contratos de patrocinio que pueden ser falsos o inexistentes. Además, los creadores contratan servicios intangibles que pueden ser ficticios, permitiendo que los fondos regresen a las organizaciones criminales con apariencia de legalidad.

Erik Kemme, Director de Prevención de Delitos Financieros, señala que grandes volúmenes de donaciones a creadores de contenido poco conocidos permiten que el dinero ilícito ingrese disfrazado de ingresos regulares. Plataformas como Twitch y YouTube facilitan este proceso, donde el “súper chat” permite a los usuarios pagar hasta 2 mil dólares por semana para destacar sus comentarios, lo que se convierte en una vía para el lavado de dinero.