El ir y venir de gente en el Ayuntamiento de Zaragoza es habitual. Normalmente, es gente trajeada, miembros de la corporación municipal o funcionarios raudos a su puesto de trabajo. También ciudadanos que necesitan rellenar documentación. Pero en las fiestas del Pilar , toda la ciudad cambia de decorado. En el vestíbulo hoy esperan figuras gigantes y cabezas inabarcables en un abrazo: la Comparsa de Gigantes y Cabezudos y Caballitos de Zaragoza espera a que el reloj marque las 12.00 horas para que las dulzainas y timbales marquen el compás de su marcha.
Estiramientos, carreras y voces afinadas en un espacio reducido de pura camaradería. Abrazos y reencuentros minutos antes de que todo eche a andar. Vigilante, Manuel Anadón, responsable de la comparsa y encargado de marcar los